Sobre as "fortes conotações sexuais" do "acto de expelir fumo"

Gostava de saber como, tendo em conta - entre outras não menos edificantes - as realidades a seguir citadas por Juan Carlos Escudier na sua crónica de hoje (21.07.2010) no Público.es, será possível qualquer solidariedade democrática com o povo da Palestina que não passe pela denúncia intransigente da política do Hamas e do seu regime, bem como de uma "resistência islâmica" que nega e se propõe suprimir todas as liberdades que não sejam a da obediência a uma lei baseada na interpretação dos textos sagrados pelas autoridades político-clericais competentes.

Hay violaciones de derechos humanos en Oriente Medio de las que Israel no es culpable. No lo es, por ejemplo, del sometimiento humillante que los palestinos imponen a sus mujeres, a las que, al menos en Gaza, se les ha acabado eso de fumar el narguile en lugares públicos, ya que Hamás ha detectado que el acto de expeler humo tiene fuertes connotaciones sexuales y, necesariamente, ha de ser contrario al Islam y a su profeta. La medida es tan arbitraria como impedir que las mujeres vayan en motocicleta, que puedan pasear solas por la playa sin la compañía de un familiar, que se corten el pelo en una peluquería de hombres, o que tengan que ir obligatoriamente cubiertas con el velo en tribunales, colegios y universidades.
La causa palestina despierta muchas simpatías en Occidente, donde se desconoce o se silba el only you ante la opresión que se ejerce sobre la población femenina. Apenas se menciona que los crímenes de honor son moneda corriente en Cisjordania y Gaza, que la violencia doméstica no está tipificada como delito, que las ablaciones de clítoris no son excepcionales, sobre todo en los territorios más cercanos a Egipto, y que la tasa de fertilidad es altísima, no ya porque el aborto esté prohibido, sino porque las mujeres no tienen acceso a los anticonceptivos, tal y como muestran los informes de Freedom House.

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