Transcrevo aqui a conclusão de um excelente breve ensaio, "Tradición católica: el peligro político de la certeza religiosa", de Juan Manuel Vera, incluído no livro La Iglesia furiosa (SEPHA, 2008) e também acessível, na íntegra, no site da Fundación Andreu Nin. Um dos aspectos mais interessantes e que tornam muito aconselhável a leitura completa do breve ensaio são as observações introdutórias de JMV sobre a insuficiência da reflexão democrática sobre a questão religiosa: A pesar de esta agresividad renacida de la Iglesia Católica y de otras confesiones cristianas resulta sorprendente la ausencia casi completa de análisis político efectivo de su papel social. En la izquierda política ha predominado una visión que relativiza sus efectos sobre la opinión ciudadana y que menosprecia sus riesgos políticos potenciales sobre la evolución de la democracia. Esa errónea tolerancia respecto al significado político real del cristianismo orgánico expresa un conformismo intelectual y una incomprensión profunda del peligro político de las certezas religiosas. Deixando para ocasiões posteriores o regresso a este problema, penso que, por hoje, os últimos parágrafos do ensaio poderão ser já um salutar incitamento ao debate.
Al pretender un origen extrasocial de las normas de convivencia humana, la Iglesia y otras religiones niegan el fundamento humano de las leyes humanas. Una y otra vez expresan su rechazo a lo que Benedicto XVI ha llamado libertarismo, que “se basa en el supuesto de que el hombre puede hacer de sí mismo lo que quiera” (Discurso de 6 de junio de 2005 en la ceremonia de apertura de la asamblea eclesial de la diócesis de Roma). Frente a ese desorden moral llamado libertarismo, Ratzinger opone una moral de origen divino.
Permítasenos corregirle. La autonomía se basa en el supuesto de que el hombre puede hacer de sí mismo lo que quiera, dentro del respeto a las leyes que establece mediante instituciones democráticas. ¿Está clara la diferencia?
El pensamiento religioso se revela como el adversario más destacado de la autonomía humana. Benedicto XVI es consciente de que en su origen histórico los principios de la razón y la libertad fueron potencialmente letales para el cristianismo ya que en “ambos conceptos clave, razón y libertad, el pensamiento está siempre, tácitamente, en contraste también con los vínculos de la fe y de la Iglesia, así como con los vínculos de los ordenamientos estatales de entonces” (Benedicto XVI, Spe Salvi, 2007).
Una sociedad solo humana, constitutivamente alejada de la creencia divina, desemboca, desde el punto de vista religioso en un final perverso. Nuevamente la conclusión incluye las premisas y las premisas la conclusión. Esa es la metafísica política del pensamiento religioso.
La creencia religiosa no sólo tiene un contenido “informativo” o espiritual sino también performativo (Benedicto XVI, Spe Salvi, 2007). Ratzinger es honesto al afirmarlo claramente. “El hecho de que este futuro exista cambia el presente; el presente está marcado por la realidad futura, y así las realidades futuras repercuten en las presentes y las presentes en las futuras”. No es una cuestión de conciencias individuales en contraste con otras creencias individuales: “La puerta oscura del tiempo, del futuro, ha sido abierta de par en par”. En 1984, la novela de Orwell, se decía “Quien controla el pasado, controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado”. Benedicto XVI dice que quien controla el futuro, por revelación divina, acabará controlando el presente tal y como ha controlado el pasado. La religión, su mensaje de salvación, su creencia en poseer una verdad extrasocial, está destinada a cambiar la realidad, a alterar el presente.
Quienes creemos en el carácter enteramente humano de las instituciones, utilizamos la palabra para defender la sociedad libre frente al peligro de las certezas religiosas. Una palabra democrática que acepta la mortalidad, que se sabe humana y no se pretende divina. Una palabra provisional, relativa, como todo conocimiento, con la que asumimos la posibilidad de dialogar, de aprender, de rectificar. Una palabra para la acción, para participar como ciudadanos en la lucha por el bien común. Una palabra humana que no necesita ni fe en quimeras ni esperanza en milagros.
Benedicto XVI dice que “un mundo que tiene que crear su justicia por sí mismo es un mundo sin esperanza”. Nosotros decimos, que la única esperanza, incierta por ser humana, pero real por serlo, es la que procede del hombre. Para quienes creemos en la autonomía individual y social es preciso sustituir definitivamente la esperanza bíblica por realidades humanas destinadas a disminuir el sufrimiento humano.
27/06/10
Juan Manuel Vera sobre a "metafísica política do pensamento religioso" (excertos)
por
Miguel Serras Pereira
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1 comentários:
O tema é longo.
Existir uma tradição de direito natural no pensamento intelectual católico e cristão, mas que tem inspirado movimentos libertarians seculares.
O direito natural pretende ter em conta precisamente a natureza humana, a sua realidade enquanto criatura com livre arbítrio e que tem de interagir com a natureza e com outros seres com livre arbítrio.
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