08/07/10

Da Ilha-Prisão onde alguns excêntricos sado-masoquistas gostariam de viver

No Blogue de Yoani Sánchez:

Los murmullos vienen y van. En ellos, a la palabra “liberación” se le ha ido pegando un término de connotaciones infames: “deportación”. “Saldrán directo de las prisiones hacia los aviones” me dijo un señor que se la pasa con la oreja pegada al radio, escuchando la emisora prohibida que llega desde el Norte. La expatriación forzosa, la expulsión, el exilio, han sido prácticas habituales para deshacerse de los inconformes. “Si no te gusta te vas”, te repiten desde chiquito; “arranca y lárgate”, vuelven a espetarte si insistes en quejarte; “¿para qué volviste?”, recibes como saludo si osas regresar y seguir señalando lo que no te gusta. Habilidad en librarse de los incómodos, pericia para empujar fuera de la plataforma insular a quienes se le oponen, en eso sí que son diestros nuestros gobernantes.
Tendría que ser muy grande el avión de Moratinos para poder llevarse en él a todos los que les estorban a los autoritarios del patio. Ni un Jumbo alcanzaría para trasladar a aquellos que potencialmente tienen el riesgo de ir a prisión por sus ideas y por su accionar cívico. Una verdadera línea área con vuelos semanales se necesitaría para sacar a quienes no están de acuerdo con la gestión de Raúl Castro. Pero resulta que muchos no queremos irnos. Porque la decisión de vivir aquí o allá es algo tan personal como seleccionar pareja o ponerle nombre a un hijo, no se puede permitir que tantos cubanos se encuentren entre la pared de la prisión y la espada del destierro. Es inmoral forzar a la emigración a quienes sean liberados –posiblemente- en los próximos días.
Una simple y lógica pregunta salta cuando pensamos en este tema: ¿No sería mejor que se los llevarán en ese avión a “ellos”?


(publicado também aqui)

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